El creciente interés en los avances de la Inteligencia Artificial y su aplicación en diferentes ámbitos, como el uso de ChatGPT y la automatización de procesos, ha llevado a la Unión Europea a emprender la tarea de regular esta tecnología en el continente. Con el objetivo de abordar cuestiones éticas y desafíos relacionados con la calidad de los datos, la transparencia y la supervisión humana, se está preparando un Reglamento sobre Inteligencia Artificial que promete ser un hito en el desarrollo normativo.
En abril de 2021, la Comisión Europea dio a conocer un borrador del Reglamento de Inteligencia Artificial, conocido como "IA Act" (AIA, por sus siglas en inglés), sentando así las bases para su posterior discusión y aprobación. Tras varios meses de análisis y debates, se espera que el Parlamento de la Unión Europea ratifique su posición en junio, permitiendo que el Consejo, el Parlamento y la Comisión negocien el texto final con miras a su aprobación definitiva a finales de este año.
El objetivo principal del Reglamento de Inteligencia Artificial es establecer un marco legal sólido que promueva el desarrollo y la adopción responsable de la IA en Europa. Para lograrlo, se abordan una serie de aspectos críticos, como la calidad de los datos, la transparencia, la supervisión humana y los riesgos asociados al uso de la IA. El enfoque de la regulación es fomentar la confianza en los sistemas de IA, proteger los derechos fundamentales de las personas y salvaguardar los valores y las normas de la UE.
Uno de los aspectos clave de esta regulación es la evaluación del riesgo asociado al uso de la tecnología de Inteligencia Artificial. Para ello, se han establecido diferentes niveles de riesgo, que van desde inaceptable hasta mínimo. Los sistemas de IA que representan un riesgo inaceptable, como aquellos que pueden causar daño físico o psicológico a las personas, están prohibidos por el reglamento. Estos incluyen aplicaciones que manipulan subliminalmente, clasifican socialmente o vigilan indiscriminadamente a los ciudadanos. Por otro lado, los sistemas de alto riesgo, que podrían tener un impacto significativo en los derechos fundamentales, la salud y la seguridad de las personas, están sujetos a requisitos adicionales, como evaluaciones de conformidad y prácticas de gobernanza de datos.
La regulación también contempla la creación de un órgano asesor, el Consejo Europeo de IA, encargado de la coordinación y armonización de las prácticas de supervisión. Aunque sus decisiones no son vinculantes, se espera que este órgano contribuya a garantizar una aplicación coherente y efectiva del reglamento en toda la Unión Europea.
Es importante mencionar que el reglamento no solo se centra en la tecnología de Inteligencia Artificial en sí misma, sino también en los casos de uso concretos en los que se aplica. Esto permite una mayor flexibilidad y adaptabilidad a medida que la tecnología evoluciona, evitando la obsolescencia del marco regulador.
En resumen, la Unión Europea está dando pasos firmes hacia la regulación de la Inteligencia Artificial con el objetivo de garantizar su uso ético y seguro. A través del Reglamento de Inteligencia Artificial, se busca promover la innovación responsable, proteger los derechos fundamentales de las personas y fortalecer la posición de Europa como líder mundial en este campo. A medida que se avanza en las negociaciones y se abordan las cuestiones pendientes, la comunidad europea se prepara para una nueva era en la que la Inteligencia Artificial juega un papel cada vez más relevante en nuestra sociedad.
Humberto De Cal
CEO IMPACT STRATEGY